19 noviembre 2007

La campiña segoviana

La Campiña

La Campiña es una tierra cercana, fácil de recorrer, gozosa de mirar por lo abierto y amplio de sus campos, llena de belleza natural, repleta de arte creado a lo largo de los siglos por hombres de muy distintas culturas.

Ofrece la tranquilidad de sus pueblos, su riqueza cultural, su buen comer y buen vivir, sin perder esa honestidad de los hombres curtidos por el campo, sabios conocedores de los caprichos de la naturaleza a la que se han sabido amoldar dominándola al mismo tiempo.
Acercarse a la Campiña Segoviana es recuperar lo auténtico de la vida y llenar los pulmones con el aire más puro; es reencontrar la ilusión y la serenidad de siempre.

Historia

La historia de los pueblos de la Campiña Segoviana tiene un origen muy antiguo, donde el hombre prehistórico ha dejado la huella de su paso . Famosos son los grabados y los petroglifos de Domingo García, Ochando, el Botón de Balisa, la Cueva del Moro de la Edad del Bronce y el celtibérico Cerro de Tormejón en Armuña y los verracos de Coca.

Celtíberos, concretamente vacceos, ocuparon buena parte de esta tierra, siendo Coca, entonces Cauca, el centro económico y social de su comunidad.

Conquistados estos pueblos por los romanos, los poblaron durante siglos; de ahí la gran cantidad de restos arqueológicos hallados. Destacan los de Coca, cuna del emperador Teodosio, los restos de Roda de Eresma, Santiuste de San Juan Bautista y los hallazgos recogidos en el Museo Romano de Paradinas. De los visigodos poco queda: restos de murallas defensivas, que más tarde aprovecharon moros y cristianos.

Castillos y torres de defensa hicieron falta para conservar la tierra reconquistada. Muchos de estos pueblos deben su nombre a esta época, en la que los reyes los cedían a los monjes, nobles y comunidades enteras, que emigraban con el objetivo de repoblar estas tierras.

El medievo fue un periodo de campesinos, pastores y milagros, de vírgenes aparecidas en cuyo honor se construían ermitas, iglesias, monasterios, e incluso se fundaban villas como la de Santa María la Real. Villa de Reinas durante siglos, carecía de tierras para labrar, por lo que destacó por ser el centro administrativo de la comarca y por su actividad industrial, tanto en la fabricación de trillos como en la alfarería. Siglos despuén, con la industrialización, se dedicaría a la fabricación de paños, al igual que Bernardos.

Hoy en día, esta es una tierra sobre todo dedicada al campo, donde la actividad industrial que se ha mantenido es la explotación de pinares resineros en localidades como Navas de Oro, Coca o Nava de la Asunción.

Arte

Para los amantes del arte, cada parada del camino tendrá una recompensa: antiguos monasterios, iglesias, ermitas, cruceros, enormes pilas bautismales, una decena de bellísimos órganos barrocos. En todos y cada uno de los pueblos de la Campiña Segoviana, podemos encontrar una gran variedad de obras de arte.

Estas comarcas poseen un gran tesoro patrimonial, donde todos los estilos del medievo, época prolífica en arte religioso, están representados. Muchos de estos estilos, como resultado de las sucesivas reformas de las iglesias, están superpuestos uno tras otro.

Podemos contemplar unos de los mudéjares más sorprendentes de Castilla y León en la torre de la iglesia de San Miguel en Montuenga o en la iglesia de San Esteban de Nieva.

Un ejemplo del románico es la Virgen del Pollo en Juarros de Riomoros o la ermita de San Miguel de Párraces en Villoslada. Santa María la Real de Nieva ofrece, en su claustro, un inusual románico tardío lleno de belleza e historia narrada desde sus capiteles.

En Paradinas se han mezclado brillantemente los estilos del gótico al renacentista. De Santiuste de San Juan Bautista es un cristo templario del S. XII. Una muestra de la riqueza del Renacimiento son los sepulcros de la familia de los Fonseca en Coca. En cuanto al barroco, destacan los retablos de Abades, de estilo churrigueresco, el rococó de Sangarcía y el de Bercial.
Pequeñas joyas de grandes artistas guardan estas tierras, donde podremos encontrar, sin esperarlo, tanto un Cristo que podría pertenecer a la escuela de Gregorio Fernández, en Laguna Rodrigo, como un cuadro de El Greco en Martín Muñoz de las Posadas. También allí, dentro de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y San Sebastián, si alzamos la vista descubriremos una bóveda realizada por Gil de Hontañón, al igual que la de Paradinas. En Santa María la Real de Nieva se conserva una hermosa talla atribuída a Berruguete.

Siguiendo el camino continuamos encontrándonos con los maestros. Si hacemos un alto en Tabladillo descubriremos dos cuadros que podrían pertenecer a la escuela de Zurbarán y un busto de la Virgen Dolorosa atribuida al escultor Pedro de MENA, así como, en Pinilla Ambroz, cinco cuadros del s. XVI pintados en tabla.

Naturaleza

La diversidad natural de la Campiña Segoviana se compone de bosques de pino y ribera, de lagunas y pantanos, de encinares de monte bajo y páramos esteparios.

La comarca de Tierra de Pinares tiene su mayor exponente en Navas de Oro, conocido por su actividad resinera. Desde el paraje de la Cuesta, en el Pinar Grande al norte de Mozoncillo, se puede disfrutar de unas increíbles vistas conocidas como Mar de Pinares. En los alrededores de Anaya, Juarros de Riomoros, Labajos y el Pinar Jardín de Marugán también se puede disfrutar del bello conjunto de pinares y su diversidad de aves, reptiles, anfibios y caza.

El Eresma, el Voltoya, el Adaja y Moros son los ríos principales que bañan la Campiña Segoviana. Junto a ellos podemos disfrutar de refrescantes paseos de primavera y verano dentro de bellísimos bosques de ribera formados por chopos, fresnos, sauces y multitud de flora y fauna autóctona. El Cantosal en Coca, Don Hierro, Hontanares de Eresma, Bernardos, Juarros, Montejo de Arévalo o el Molino del Amor en Santiuste, poseen unos magníficos bosques de ribera, sin olvidar la centenaria y pintoresca fresneda de Añe.

Esta tierra es rica en lagunas naturales, tanto es así que pueblos, como Labajos o Laguna Rodrigo, deben su nombre a estos bellos remanentes de agua poseedores de un ecosistema singular. Los humedales de Valverdón en Codorniz y Montuenga, son el lugar de encuentro de gran variedad de especies migratorias y acuáticas y, si la suerte acompaña, también se pueden ver agrupaciones de avutardas o sisones. La Vega en Navas de Oro, El Caballo de Alba en Villegullo, Fuente Miñor, Las Eras, La Iglesia, Valderueda en Ciruelos de Coca son algunas de las muchas de las muchas lagunas de estas comarcas. Dos son los embalses: el de Torrelara, al oeste de Muñopedro, y el de Juarros de Voltoya, más pequeño pero donde se puede practicar la pesca durante todo el año, además de albergar una gran diversidad de especies que van desde los tradicionales cangrejos hasta las tencas, especie autóctona de la comarca y difícil de encontrar hoy en día en la mayor parte de la provincia.

Alrededor de Juarros de Riomoros, Muñopedro y Balisa podemos encontrar hermosos paisajes de encinares y monte bajo. Encinillas y Monterrubio deben su nombre a la abundancia de estos árboles por la zona. Los terrenos esteparios, páramos, campos de labranza y crianza de ganado son muy abundantes y una de las principales áreas avutarderas.

Arquitectura popular

Las calles de los pueblos de la Campiña Segoviana nos cuentan multitud de historias cotidianas, de vidas de nobles y obispos, incluso alguna que otra visita regia, que quedó marcada en sus paredes, como los escudos que recuerdan la noche que pasaron los Reyes Católicos en el Palacio del Marqués de Castellanos, en Garcillán, o la de las tropas de Felipe II y Juan Padilla en el Palacio de Paradinas.

Y es que estas comarcas segovianas conservan una rica arquitectura popular del siglo XVI al XVIII. De gran belleza son la Plaza de las Cuatro Calles y el Palacio de Martín Muñoz de las Posadas, los palacios de Escalona del Prado y Hoyuelos, donde se grabo El espíritu de la colmena, las fachadas de Marazoleja, Sangarcía o Etreros, o la casa Conde Mansilla de la misma localidad, la Casa del Caño de Nava de la Asunción y la Casa Labriega de Santovenia, otrora parte de la Abadía de Párraces.

Muchos son los oficios artesanales que desempeñaron las gentes de estas tierras, de los que hoy nos quedan los forjadores de Mozoncillo, muy famosos en su tiempo, y el peguero de Navas de Oro, al calor de la resina se encargaba de hacer la pez para aislar botas y barcos. Como recuerdo, en Hontanares se conserva un potro del XIX, donde se herraba a los animales.

Artesanía

Aldea Real y Armuña conservan la tradición de la cerámica artesanal, muy útil en otros tiempos en los que estas piezas eran de uso obligado en cualquier hogar.

Pequeñas joyas de la artesanía popular de la campiña Segoviana son los trabajos en miniatura de Etreros. Realizados en madera, reproducen edificios representativos así como los tradicionales aperos y útiles empleados en la labranza.

Y es que ésta es tierra de gentes llanas, honestas y sencillas, dedicadas en su mayoría a las labores del campo, hasta hace poco ayudados por aperos y útiles y en muchos casos por animales. Todos estos instrumentos han sido recopilados, para evitar el olvido de todos estos oficios, en los museos de Bercial, Coca y Villoslada. Así podremos comprobar el gran contraste actual con el de un pasado no tan lejano.

Yanguas de Eresma conserva, además de los restos de cerámicas del medievo en una antigua mina, dos talleres artesanos de la madera, donde podemos descubrir e, incluso, restaurar, muebles, útiles y enseres tradicionales de las casas segovianas. Casas y hogares de vida sencilla y largo pasado.

Gastronomía

Las magníficas tierras arenosas de Escarbajosa de Cabezas y Mozoncillo han proporcionado, a lo largo de los siglos, extraordinarios productos de huerta de gran fama, como los tomates de Martín Muñoz, de gran calidad y excelente sabor.

Nieva, Moraleja de Coca, Nava de la Asunción y Santiuste de San Juan Bautista son conocidos por los excelentes vinos con Denominación de Origen Rueda. De antigua tradición son las bodegas del Cerro de San Pedro en Moraleja, algunas con una pequeña casa, donde trasegaban los vinos y los conservaban.

El inicio de la viticultura en Nieva se encuentra en los monjes del monasterio del Parral, quienes guardaban en sus bodegas los famosos vinos que ellos mismos elaboraban. Son famosos los caldos de Verdejo de Nieva y de Santiuste.

Como tierra de pastores que ha sido siempre, tradicionales descubridores de vírgenes medievales, no podían faltar sus exquisitos quesos de oveja, elaborados de forma natural en las queserías artesanales donde se podrán adquirir quesos como los de antes. Los embutidos, fabricados con el mimo y el cuidado artesanal de toda la vida, los podemos adquirir en Coca o en Cobos de Segovia.

El placer de disfrutar

Venir a comer, a pasear o a disfrutar de las actividades de la Campiña Segoviana es todo un placer. Sus gentes nos recibirán con el calor del hogar de ayer, podremos saborear el placer de charlar al fuego de una chimenea o disfrutar de un apacible paisaje, del pacífico olor de un pueblo de siempre, desde nuestra ventana. Tendremos todos los placeres del ayer con el confort de hoy.
Podremos disfrutar de comidas de toda la vida, primeros platos sanos y naturales, sabrosas chuletadas, cochinillo o lechazo, postres caseros y pastas artesanales, todo ello cocinado con productos de la tierra, elaborados con el cariño de siempre.

0 comentarios: